martes, 1 de mayo de 2012

La revelación


La revelación fue saber que el sabor de lo homo te tumba. La primera vez que olí en mi piel tu saliva y me abrí solapado y te dejé entrar, esa fue la revelación. Tumbé mis no a la tumba y corrí en tu planicie sin retorno. Me acolchoné en tu pecho y te crié y ahora nos hago de piedra y si accedo también me tumbo.
En cada beso que te doy vos sos corto y plano, tan plano, real y plano tumba.
El sexo extrañado es el nuestro que es plano y sembrado.
El sexo señalado es el nuestro que es tumba.
El sexo curioso es el nuestro que disfruta de mutar mi cuerpo.
Me hacés el homosexo.
El homosexo me hace arrancado, corrido y desdoblado. Me hace en cuatro, me hace culeado. Me hace mujer, enfermo y regalado. El homosexo me esclaviza, me dibuja y me cerca, el homosexo arremete y se mete, chorrea en mi espejo y me mira mear.
Cada vez que nos hundimos nos tumbamos y chirriamos humeantes en tu cuarto invisibles. Y yo me muerdo los dedos y me araño la panza seca polvorienta me abro en dos y te doy fiesta y comés te sudo gordo y siento tu olor y no me lavo.
Mi tumba está en un campo de tiempo, cavada en una década y apilada en otra más. Y si pusiera los pies en mis años lubricaría otras historias sin ojos en la nuca. Me estiraría plano en tu cosecha y lamería el suelo. Pero me tumbo en la grasa y me sofoco en chocolate. Me desenrollo y me deshago en tu boca con jugo y paciente. Soy peligroso porque ahora soy posible, y cuando abro los párpados a todos mis silencios, a todas mis vigilias y a todas las edades desoídas, me visto de negro y me tumbo en mi tumba de soledad desdibujada. Me lamento en mi tumba en silencio y festejo por todas mis nadas gobernantas. Cierro hasta los huesos, la médula y adentro me hago de plomo y no me dejo penetrar. Hago filas de cabeza gacha, de voz amputada y sexo infiltrado, porque todas las veces que me vi de fuera quise explotar y ser un coso. Algo genérico y extirpado, ni percibido, algo marrón y olvidado que nadie note que no está. Y hay veces que me inscribo en nuevas guerras y deserto impoluto sin disparar sólo por tumbarme solo tumbarme en mi tumba. Repito mis pasos extinto, soplo minutos pacientes y negros que caen al piso y me vuelven a entrar. Soy todo oscuro y espero. Soy todo oscuro agazapado y huelo tu rastro.
Todas las veces que abrí los párpados a todo aquello el mundo afuera cambió y fui de hielo ardiente.
Me hundí dorado en vientres tan planos y zumbé silencioso para atacar por detrás.

Soy sucio.                                           Yo                 solo                     enmitumba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario