martes, 26 de marzo de 2013

La Pared



De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula”
Sylvia Plath
yo fui chico
tu chico
y quise ser vos. mini vos.

¿Qué pasaría si te lo confesara todo?
que intenté quemarlas, ahogarlas, traté que se las comieran las hormigas, intenté ser ellas y nada, nada nunca me puso a mí en primer lugar. ni siquiera en competencia.

¿Qué pasaría si te lo dijera todo?

que soy el que lloraba cuando lo dejabas en la escuela, y vos a mí no me lo bancabas porque era el distinto, el otro, el varón, el que no tenía que llorar. y me mirabas con vergüenza, igual que hoy me mirás con vergüenza y desilusión. Que soy el que jugaba al frontón y la pared era yo y la pelota las burlas y las enfrentaba para que te sintieras orgulloso. Yo soy el que tenía tres cuatro cinco novias para que sintieras orgullo, el abanderado, el inteligente, el de las mejores notas, para que sintieras orgullo. Siempre, todo, por tu orgullo. Y no.

¿Qué pasaría si te contara todo esto?

que sé que me levantabas de las orejas cuando me encaprichaba, porque el que no quería escucharme eras vos. Mi manera de hablar, mi manera de moverme.
Sabías. Me levantabas en el aire  para que no te escuchara detestarme y desear que fuera otro, no éste, uno mejor: más deportista, más machito, más parecido a vos.

¿Qué pasaría?

Ya lo sé. Sé lo que pasaría. Porque una vez te hablé. Una vez me desnudé y con resignación me dijiste “te acepto”, y empacaste todo el orgullo reservado para tu hijo varón, cerraste con candado y me dijiste nunca, nunca te lo voy a dar. Lo tiraste por ahí, sabiendo que no lo ibas a usar.
Y yo me pasé la vida intentando conquistarte en otros.
Quiero a todos los que me escupan, los que me empujen, los que me repudien.

Porque de todos modos es el tuyo. TU amor.
Y para tu amor no tengo puentes.

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